Los ingredientes de la vida

LOS RECUERDOS

Los fragmentos que constituyen nuestro camino. Los momentos felices y tristes que nos definen lo que somos y cómo somos.
Las fotografías, los sentimientos, las vivencias, las palabras, los roces. El cúmulo de intercambios con otras personas, con otros lugares, con otros tiempos. 


LA ESPERANZA

La luz brillante que alumbra el camino.
Cuando todo se derrumba, todo parece oscuro y no parece haber salida en el hoyo en el que te has metido. Sin embargo, dentro de cada uno hay una pequeña chispa: el deseo de querer salir del lugar donde hemos caído. Si buscamos ese pequeño destello, encontraremos las ganas de mirar hacia adelante. 
Cuanto más creamos en la posibilidad de dar el siguiente paso, nos rodeará la calidez de la luz de la esperanza. Sólo necesitaremos buscar la forma en la que llevar a cabo nuestro sueño y con las fuerzas que nos quedan, podremos tirar hacia adelante. 


EL AMOR
El motor de la vida. La luz más brillante de nuestro camino. Es dar tu corazón, entregar todo tu ser a otra persona o incluso a ti mismo. Cuidarlo, protegerlo, abrazarlo, acariciarlo, amarlo.
Es la energía dentro de ti, la que te hace querer mirar adelante, la que te ayuda a levantarte cuando crees que no tienes fuerzas.

LA AMISTAD

La confianza. El cariño. La fuerza.
Compartir lo que eres con otros. Abrir tu corazón, confiar en otro corazón, para que te escude. El regalo más grande: tener a alguien a tu lado, pase lo que pase, para que te ayude cuando más lo necesites.
Levantar tu cabeza cuando estás sentado en el suelo, derrotado, y ver una mano estirada, dispuesta a echarte un cable. Aceptar esa mano y luchar por ese vínculo. Sonreír y llorar junto a esa persona, sin miedo a lo que piense de ti, porque te conoce y porque, pase lo que pase, seguirá estando a tu lado. Y pase lo que pase, tú lucharás a su lado.


LA INOCENCIA

La bondad. La calidez. La empatía. El corazón. 
La humanidad ha perdido esta cualidad. Se ha ido tiñendo por la ambición, hemos olvidado qué es lo que es correcto, lo que es saludable, lo que es bueno para el resto de las personas. ¿Dónde quedaron las ganas de reír, de compartir nuestra felicidad con los que nos rodean? ¿Dónde quedó el espíritu de los niños que fuimos? ¿Por qué cuando crecemos perdemos esa centelleante luz que hay en nosotros? ¿Dónde queda esa ilusión? 

LA SABIDURÍA 
Los conocimientos.
Saber cosas nos hace comprender el mundo mejor. Tenemos nuestra propia capacidad de razonamiento. Es más difícil que alguien nos controle cuanto más sabemos.
Conocer el mundo, nos permite apreciar lo que vemos. Le da otro significado. Lo matiza.
La ignorancia es lo que hace pobre a una persona. La sabiduría, la hace grande.

LA CURIOSIDAD

La ilusión de querer saber, de querer conocer, de querer experimentar. Es el viento que te empuja hacia adelante, que te empuja a la aventura. La chispa que prende el fuego. Sin curiosidad, no seríamos capaces de hacer algo que no va con nuestro carácter. Nos ayuda a crecer, a madurar, a cambiar, a evolucionar. En vez de dejarte llevar por la corriente, nadas por tu cuenta y buscas senderos nuevos por recorrer. Aprender algo nuevo. Te curtes. Creces.


LA FILOSOFÍA
La forma en la que vives sólo la decides tú. Puedes escuchar a la gente que tengas a tu alrededor, pero tú eres quien tiene la prisma que te hará ver el mundo de una forma u otra.
Puedes pensar que la vida es bonita, que es cruel, que dios rige nuestras vidas, o que somos nosotros mismos quienes creamos nuestro propio camino. Puedes creer que nuestro destino está escrito y que una fuerza superior nos empuja a seguir una meta, o que por el contrario, somos nosotros quienes elegimos la ruta a seguir y según nuestras elecciones, el camino cambia a cada segundo.

LA TRISTEZA Y LA FELICIDAD
Las lágrimas y las sonrisas. La oscuridad y la luz. El frío y la calidez. Lo bueno y lo malo se rige por qué clase de sentimiento nos crea.
Todos perseguimos la "felicidad". Pero en realidad, ésta no existe infinitamente. Es algo fugaz. Humo. Es un breve instante en el que te sientes contento, tranquilo, satisfecho, realizado. Pequeño momento guardado en el recuerdo, que se te queda grabado porque fue bueno. Todos acudimos a ese fragmento, lo rememoramos y lo traemos al presente para sentir ese cosquilleo, esa emoción, esa alegría que sentimos en su hora. Intentamos que nuestra vida se cargue con ese positivismo.
Y queremos que las lágrimas no broten de nuestros ojos, que el vacío de nuestro interior no nos coma por completo, que la oscuridad de la "tristeza" no nos consuma. Tememos la bruma que se instale en nosotros, que nos ciegue en la oscuridad que nos impida ver la luz. Aún así, a veces, está bien ceder a la tristeza, porque nos permite ver lo que queremos y lo que no queremos, nos hace compasivos, nos hace "humanos". Las heridas nos hacen más fuertes. Nos ayuda a priorizar. Y gracias al dolor que nos enseña, somos capaces de ver la importancia de lo que tenemos. Y mejoramos, para que esos recuerdos dolorosos sean intercambiados por los gratificantes.