jueves, 27 de diciembre de 2012

Contradictoria criatura

Me descentré durante un breve rato, imaginando en una historia imposible. Ahora, ya recuperada la cordura, veo cuán iluso fui. ¿Qué me esperé? ¿Una confesión, una aceptación? Paparruchadas que ni siquiera van con mi carácter... Siendo alguien que quiere cuidar de alguien, huyo de los cuidados de los demás. Una extraña fuerza que me impide, o que me convence de, no ser merecedor de ningún cariño, de ninguna atención.

Soy una contradicción. La rabia me corroe, me empuja a luchar. Y disfruto con esta sensación, este remolino de sensaciones, violenta sí, pero intensa, que me obliga a levantarme y a enfrentarme al mundo. Con malas pulgas, cierto, pero con fuerza. Aún así, hay otra parte de mí que no quiere dejarse arrastrar por esa combustión, sino que quiere ser cálido y recibir afecto a cambio. ¿Pero cómo, me pregunto una y otra vez? ¿Cómo puede un monstruo como yo ser receptor de tal afecto? Yo, que tan corrompido estoy por dentro, ¿acaso soy merecedor de tal hermosa sensación, como se supone que es el tan esperado "amor"?

Me deshago en carcajadas, convencido de que no yerro, de que yo, el monstruo que soy, convencimiento con el que convivo diariamente desde que tengo uso de razón, no puedo vivir esa historia que en mi enajenación mental creí posible. Debo aceptar la realidad tal y como es. No es para mí. Ni ese sentimiento, ni esa persona, ni ese corazón.

Aunque, si he de ser sincero, una pequeña parte de mí ansía que esa locura que creí que podía ser verdad, se convierta en un hecho... Pero ahogaré esa ilusión como he hecho con mi propio corazón, enterrado entre kilos de acero.

Es imposible, me digo, y me convenzo a mí mismo.




sábado, 22 de diciembre de 2012

Batallas difíciles de librar, sí, pero no suficientes para hacerte perder la sonrisa

Llega siempre un momento en el que sientes que todo se te derrumba, en el cual tus fuerzas decaen por un momento, y sientes el peso de todo el mundo sobre tus hombros. La energía con la que siempre te levantas y te enfrentas al día se agota y se detiene el tiempo. Toda esa negatividad vuelve a ti y te ataca, estando como estás desprotegida y habiendo olvidado cómo debías defenderte de ella, te dejas llevar por la tristeza y sí, piensas...

Es normal sentirse mal, de vez en cuando. Somos humanos, que nos quejamos de nuestras vidas, queriendo cosas que nos cuesta conseguir, siempre queriendo más. No estamos contentos con lo que tenemos, o mejor dicho, no somos capaces de saciarnos con lo que tenemos. Tenemos esa necesidad de querer lo que tiene el vecino. Creemos que nos merecemos cosas mejores, y ansiamos conseguirlas. A veces, sí, somos humildes y bajamos nuestras expectativas. Aceptamos aquello que tenemos. Otras veces, sin embargo, nos despertamos con esas ganas de reivindicar más. Cuando no lo conseguimos, nos entristecemos, nos enrabietamos, como los niños que seguimos siendo, incluso habiendo alcanzado ya la edad adulta.

Llorar no es malo. Nada más alejado. Es bueno que nuestro sistema se limpie. Repasar lo habido hasta la fecha, recordar lo que ha habido, y soltarlo, para así poder seguir adelante. Descargar la mala energía, pudiendo así volver a cargar tus pilas. El problema radica cuando nos atascamos en esos pensamientos dolosos, cuando no somos capaces de recuperar nuestras motivaciones. Habiendo olvidado nuestro lema, nos dejamos arrastrar. Nos perdemos en el bosque maldito. Perdemos nuestra linterna y pululamos sin saber el rumbo. Sólo entonces, las voces de los que tenemos alrededor pueden guiarnos, pueden conseguir hacernos despertar de la pesadilla. Un grito en el momento adecuado, un abrazo, unas palabras de ánimo, un golpecito en la cabeza en señal de cariño... Simples gestos, a veces venidos casualmente, pero que nos hacen reaccionar y recuperar la cordura que la oscuridad nos ha arrebatado.

Es en ese momento cuando levantas la cabeza, miras al cielo y recuerdas que no hay razón para sumergirte en ese mar de lágrimas, ni de tristeza. Hay mil razones por las que seguías luchando hasta el momento, ¿por qué no van a seguir estando? Sólo por un pensamiento momentáneo no tienes que perder tus fuerzas. Puedes permitirte quedarte ahí apotronado durante un rato, pero después de regodearte en tu tristeza, ten coraje, levántate y sigue adelante, porque tienes mil razones para seguir sonriendo. Estás solo en la batalla, pero detrás de ti hay gente que te manda fuerzas para que aguantes la guerra.

En la batalla de la vida, tienes mil armas que puedes usar para luchar, siempre que estés dispuesto a aprender a usarlas. Ten fe, sé valiente y verás cómo los enemigos pierden poder y consigues todo aquello que te propongas. Vive la vida siendo tú el protagonista. No tienes que cumplir las expectativas de los demás, no tienes que parecerte a los demás. Simplemente, vive tranquilo, cumple lo que te propongas y vive sintiendo que al final del día, la batalla que has librado te ha hecho ser más fuerte.

Levanta del suelo, soldado, y recupera tu espada y tu escudo. Calza esas pesadas botas, ponte el yelmo y enfrenta la batalla. Lucha por recuperar tu sonrisa.


miércoles, 19 de diciembre de 2012


Dibujarte una sonrisa y actuar como un actor en una obra de teatro mediocre, dirigida por un director sin sentido del humor. Ésa es la idea con la que me sorprendo que se despiertan las personas cada mañana. Qué triste realidad. O ficción, porque toda su vida se traduce en ficción, y encima, de la más baja calidad.



lunes, 17 de diciembre de 2012

Prólogo


Y sus restos descansarán en la profundidad de la oscuridad de una fosa. Cubierta de tierra y de recuerdos confusos, quedan guardados con la misma fuerza del fuego de la metralla en los corazones de aquellos que no olvidaron, de aquellos que sufrieron, bajo toneladas de tierra que envuelven sus restos en el manto sagrado de la naturaleza que nos dio vida. Enterrados, como las voces acalladas del dolor que sufrieron y que jamás fueron escuchadas. No hay descanso. Sólo, soledad y tristeza… Si sólo pudieran decir adiós.

Tan sólo, saber que descansan tan cerca…

martes, 11 de diciembre de 2012

Bien o mal, la cuestión es hacerlo...
Por mucho que lo atrases, es inevitable enfrentarte a aquello de lo que intentas huir.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Odio que da vida a más odio.

- No está bien lo que hacemos - comentó. Se señaló a sí misma y después al contrabandista, incluyéndolo -. Lo que hacemos crea odio, y el odio, venganza. La sed de venganza crea odio en otros, que también buscarán venganza... Es un círculo sin fin. Odio que da vida a más odio. Perdemos la inocencia, el sentido de la vida... Al final, te conviertes en un ser vacío, con recuerdos tristes empapados de sangre. Conozco ambos lados: el que sufre la pérdida y el que la ocasiona.


Capítulo 18. 
Monstruo y Dios de la Muerte.
Memorias de una Tragedia

domingo, 9 de diciembre de 2012

Imágenes en el recuerdo


No tengo historia que contar. Aún. Personajes sin dibujar, sombras que me persiguen, pero que aún no tienen rostro. Siento que hay una voz que quiere ser escuchada, pero vivo tan ocupada en mis quehaceres de mortal que no soy capaz de pararme un rato para prestar atención.

Sí, sé que estás ahí, y quiero escribir tu historia… pero deberás aguantar un poco más.

Tienes títulos, principio y final, pero la trama aún está ahí, perdida en la oscuridad, igual que tú. Pero tranquilo, que si tenemos suerte, en menos de un año, tu dolor quedará grabado. Te lo prometo.

Toca escribir una historia seria.

Espectros sin voz, aferrados en el recuerdo.
En alguna oscura zanja aguardas a que tu voz sea escuchada.
"... no luchar por lo que sientes es de débiles que no tienen consideración en sí mismos"

Memorias de una Tragedia