Hay gente que
dice que nosotras, las personas, damos muchas vueltas en la vida intentando
encontrar quiénes somos. Unos tal vez nunca encuentran la respuesta del cómo
son en realidad, otros, más tarde o más temprano en sus vidas, la encuentran.
La respuesta de quiénes somos. De cómo somos. Qué nos hace ser así y por
qué. Muchos tienen cualidades que otros no tienen, como poder hacerse amigo de
otros en un mismo día cuando otros necesitan meses e incluso años en abrirse
completamente a otra persona por temor a la traición o al dolor que podría
causar una separación; o como ser buenos en los estudios. Todos tenemos
cualidades o dones que nos distinguen de los demás, aunque muchas veces no nos
demos cuenta del porqué, no nos retorcemos el cerebro para responder a la pregunta
“¿por qué soy tan bueno en esto y tan malo en aquello?”, simplemente lo dejamos
pasar porque, tal vez, no queremos saber la respuesta. Inconscientemente nos
ocurren muchas cosas, como respirar: es una acción que hacemos sin darnos
cuenta. Otras veces, evitamos escenas malas sin darnos cuenta, porque en
nuestro subconsciente sabemos que no nos vendría bien hacerlo... Inconsciencia.
Ésa es la palabra clave. Mente, nuestra mente puede hacer cosas
maravillosas sin darnos cuenta, como pensar, actuar...
...
He empezado a
pensar en mí. En cómo soy y por qué soy como soy. Soy cerrado, me cayo muchas
cosas de mí y de mi vida, inconscientemente, hago cerrar mi corazón para que
nada ni nadie me haga daño. No soy YO con la gente, sólo soy una marioneta
controlada por un extraño cuando estoy con gente. Inconscientemente, me cambio
para mostrar un YO más maduro y seguro de sí mismo, independiente y fuerte que
puede depender de sí mismo sin la ayuda de nadie. Pero yo no soy así... Y lo
que más me duele en esta vida es que nadie se da cuenta de esto, nadie de mi
alrededor parece estar dispuesto a prestarme atención e intentar descubrir cómo
soy, por qué hago unas cosas bien y otras las evito... Yo soy bueno entendiendo, pero un desastre
haciendo amigos. Todo lo que me explican lo cojo enseguida y lo almaceno en mi
cabeza, porque sé que cuando necesite lo que busco o quiero hacer (como una
fórmula matemática), estará ahí, almacenada con los recuerdos, los
conocimiento. Sin embargo, sé que los amigos no se pueden llevar en la mente,
que se pierden fácilmente y por eso, no puedo abrirme a nadie, al menos no
totalmente, porque sé que los perderé y junto con ellos una parte de mí que he
volcado en ellos, en intentar demostrarle cómo soy YO. Pero pasa que, cuando te
vuelcas en esa persona, dispuesta a contarle todos tus secretos y pensamientos,
esa persona te abandona, dejándote deshecho en mil pedazos, de los que vuelves
a construirte tú solo, ya que no eres capaz ni de pedir ayuda a alguien para
que se quede contigo, llorando o criticando a esa persona que te ha abandonado,
porque tienes miedo de que ella también te deje tirado como un trapo sucio. Es
entonces cuando te cierras en ti mismo, inconscientemente también esta vez, y
construyes un muro a tu alrededor. Imitas a tu modelo ideal, seguro, maduro e
independiente, cuando en realidad no eres más que una pequeño chiquillo
asustado y dolido que sólo quiere protección, un hombro, un regazo o unos
brazos en los que apoyarse para llorar, para desatar la carga del dolor que
llevas dentro, como hacen la nubes cuando están cargadas de agua.
Protección,
eso es lo que quiero. Me siento como una delicada y pequeña flor recién
plantada sin nadie que la riegue ni le dé cariño.
Inconscientemente,
todos tenemos algo especial, que hacemos bien. Todos tenemos costumbres que,
inconscientemente, nos hacen hacer cosas diferentes a los demás. Todos tenemos
algo especial que, inconscientemente, nos hace ser como somos, nos HACE a nosotros.
Ahora me paro
a pensar y me doy cuenta de algo: ¿por qué intento ser tan perfecto en lo que
hago?, como poner mucho cuidado en los detalles, en contarlo todo. Me
concentro, inconscientemente, en los detalles, en los complementos que adornan
los relatos y no en el contenido. ¿Por qué?
Detalle, complemento,
eso es lo que YO soy. El detalle que
complementa a otra persona, la persona que llene ese vacío que llevo dentro. YO soy la guinda, pero necesito el
pastel para poderlo completar. Soy el detalle que complementa a aquél que sea
más fuerte que yo para que me proteja del miedo de esa soledad que nos acecha
todos los días; el detalle que complementa a
la persona que abra las puertas cerradas de mi triste corazón para que
permanezca en él, haciéndome compañía.
Inconscientemente,
TODOS necesitamos a nuestro
complemento. Unos lo encuentran sin problemas, sin sufrir. Otros, sin en
cambio, sufrimos en silencio, inconscientemente, cerrándonos en nosotros mismos
para no dejar que el dolor siga, hasta que esa persona llegue y rompa los muros
de nuestra invisible caja de cristal donde guardamos con cuidado nuestro
apreciado corazón y a ese pequeño ser al que llamamos con mucho cariño:
YO.