lunes, 29 de octubre de 2012

Egoísmo

Hay dos tipos de egoísmo:

uno, el que se hace por malicia, sin importarte lo que sientan los demás. 

Otro, el que te permite hacer tu vida y sentirte feliz contigo mismo
poniéndote a ti por delante, 
porque así lo necesitas en un momento clave. 


Mío. Hoy sólo para mí.



lunes, 22 de octubre de 2012

Carta de amor en el ascensor – Anatomía de Grey (6x19)

"Provocamos traumas, sufrimos traumas. No tenemos tiempo para preocuparnos cómo nos hacen sentir la sangre y la muerte.

Nos siguen hasta casa, cambian nuestras vidas, los traumas complican nuestras vidas. Pero quizá sea su fin. El dolor, el miedo, la miseria… quizá pasar por eso nos haga seguir viviendo. Es lo que nos empuja. Quizá necesitemos complicaciones, para asumir responsabilidades."

viernes, 19 de octubre de 2012

Sólo un poco más de tiempo...

Hoy me encuentro con ganas de contar algo. No sé el qué, porque hace tanto que dejé este pasatiempo, que mis manos - y mi cabeza - están bloqueadas por completo. Pero algo dentro de mí tira, ansía decir algo.

El barullo me ha atrapado. ¿Nunca te ha pasado? Te acostumbras a una rutina, tus horas se llenan sin que te des cuenta, de trabajo, de estudio, de sueño, de historias ajenas que necesitas para desconectar del estrés de tu semana... Te sorprendes incluso al descubrir que apenas has estado escuchando música en toda la semana. Aquellos viajes por la calle escuchando tal canción, mientras pones caras raras o intentas ocultarte de la vista de los demás transeuntes ahora puedes contarlos con cuentagotas. Adiós a aquellos días en los que necesitabas tu día libre para que por fin estuvieses solo. Ahora, sólo los libros y las ecuaciones te rodean, pululan por tu cabeza, los libros y los conocimientos te engullen. El sueño te arrastra al fin del día.

Vives cada día esperando al siguiente, pero disfrutando al mismo tiempo de la jornada, porque te das cuenta de que tiene sus puntos divertidos. Conoces gente diferente, que tanto puedes llegar a admirar como a aborrecer según los veas venir, charlas sin miedo a qué imagen vas a crearles, porque ciertamente, poco te importa, ya que tu vida está bien amueblada con la gente que ha entrado a formar parte de tu gran familia, y en sí, ya estás cómodo con lo que tienes. No necesitas la aceptación. Y eso es un descanso, porque ya no tienes miedo. Cuán diferente de los viejos días en los que ibas temblando al colegio porque temías que los niños mayores que tú se burlaran de ti y que todo el colegio - incluidas esas niñas repipis que murmuraban entre sí y soltaban risitas estúpidas que te hacían sentir inferior - te tratara como el mártir de turno. Ya no sientes ese miedo de pasar por ese río de lava ardiendo. Ahora es como andar por un césped, mal cortado, pero mullido, en el que puedes tropezar con una piedra, pero con la seguridad de que mucho daño no te harás.

Caminando hacia adelante, con un supuesto rumbo fijo, pero sin saber con exactitud dónde acabarás. Con tus paradas a mitad de camino, retrocesos para ponerte a pensar en lo que ha pasado y corregir tu sendero, pero siempre tirando hacia adelante. Trabajar, trabajar, trabajar, pero sobre todo, intentar disfrutar. Porque eres joven, tienes una vida por delante, tienes habilidades, tienes capacidades, tienes sueños... Vive creyendo que puedes conseguirlo.

Tendrás exámenes, tal vez no te salgan tan bien como tú querrías, pero lo conseguirás. Ten PASIÓN en la vida. Jajaja. ¡Algo se te está quedando de esas clases!, te ríes para tus adentros.

Quién sabe qué nos deparará la vida. Estás liado. Te estresas. Pero ese estrés, de algún modo, te gusta. Porque te hace estar activa, aunque por culpa de ella hay mil cosas que no podrías hacer, piensas que tal vez, ese no es el momento adecuado. Poco a poco, tienes que encontrar tu tiempo. Sentirte a gusto. Trabajar, atender, estudiar, descansar, disfrutar de tu juventud, vivir y condenarte un poco.

Echo de menos algunas cosas... Echo de menos soñar. Vivir en mi mente. Pero no es el momento, me digo a mí misma. Necesitas estabilizarte, darte caña, acostumbrarte al movimiento. Poner en marcha el mecanismo atorado de tu cabeza que tienes que desengrasar a toda pastilla tras su oxidación durante estos últimos años. Pero hay tantas cosas que hacer, te quejas... Tantas cosas que querrías hacer...

Pero poco a poco, te dices. Hay tiempo para cada cosa. Tal vez vivamos dos días, pero con calma, sin excederte, seguro que puedes encontrar algo de tiempo para cada cosa...

 Mis dedos se han desengrasado un poco. Mi cabeza sigue atrancada en la pantalla de inicio. El programa todavía no se ha actualizado con la nueva versión, así que necesito más paciencia hasta que arranque por completo.

Paciencia, historias. Sé que esperáis por aquí cerca. Llegará el día en el que me pararé, os escucharé y dejaré que viváis. Sólo algo más de tiempo... Sólo un poco más de tiempo...


lunes, 8 de octubre de 2012

Mientras estás ocupadísimo, la creatividad se adormila. Por el contrario, cuando te aburres, buscas el modo de dejar de hacerlo. Mientras estamos sin hacer nada, nuestra imaginación trama en qué entretenerse. Clasificar piedras, inventar canciones, escribir un diario, ser Spiderman... Nada se crea sin antes haberse aburrido un poco. Para dejar de hacerlo hay que ponerse manos a la obra. Pasar a la acción. Créanme: sé de lo que hablo. Cuando era pequeña, tenía la impresión de que nadie en la galaxia se aburría tanto como yo. Leer y, más tarde, escribir, fue mi modo de resolverlo. Una solución que me salvó del tedio y me hizo feliz de por vida. Desde entonces, el aburrimiento me parece todo ventajas. 

Care Santos