sábado, 30 de mayo de 2015

Canto de sirena

Te paraste a pensar qué es lo que querías hacer en tu vida. La respuesta parecía simple, pero en realidad guardaba más misterios de los que tú pensabas. Lo primero que te vino a la cabeza al hacerte la pregunta fue que querías recorrer tu propio camino y crecer como persona, cumplir tus sueños y esforzarte para conseguir tus objetivos, que eran convertirte en alguien admirable. En tu caso, el primer paso para ello era concentrarte en tus estudios, sacarte la carrera y forjarte un futuro. Aunque ciertamente, ese futuro más bien incierto debido a las circunstancias del momento te hacía dudar de si el esfuerzo de dedicar todo tu sudor en conseguir esas notas tan ansiadas valía la pena. Así que modificaste tu deseo. Lo agrandaste, lo extendiste. No sólo tu futuro, tu carrera, sino querías sentirte completa. Hacer lo que te hacía feliz, malgastar el tiempo con la gente que te hacía reír, ver series que te robaban una sonrisa. Sí, eso era suficiente. Querías volver a recuperarte, ser tú contra el mundo otra vez, no tener que depender de otro, ni que otro dependiera de ti. Como siempre, tú contra el mundo. Firme, lobo solitario, independiente, luchador.

A veces perdías esa entereza. Cuando te ponías a mirar a tu alrededor te parabas a pensar que había algo mal en ese planteamiento que habías hecho con tu vida. ¿Lo normal no sería buscar el amor, o ansiar encontrar a una persona con la que compartir los momentos más felices de tu vida, ser querido o querer a alguien? Desde que tienes memoria siempre has sido receptor de mensajes que intentan convencerte de que el amor es lo más importante en la vida. ¿Cuántas películas has visto en el que el protagonista decide vivir una vida motivado por el trabajo en vez de encontrar el amor o formar una familia, porque sino su vida está vacía? Esos mensajes que intentan convencerte que si estás solo serás infeliz y que debes encontrar al amor de tu vida, casarte y tener hijos... Sinceramente, te toca la moral, porque estás convencido de que lo hacen para que seas igual que todos los demás, y eso está en contra de tus principios. Porque piensas que sería la vía fácil, te convencerías de que eres feliz porque todo el mundo aspira a tal meta, y dejas de autorealizarte.

¡Cuán fácil es dejarse vencer por esas ideas prefabricadas! Cuán fácil es dejar que te laven la cabeza. Lo difícil es mantenerte en tus trece, mantener enfocado el final que quieres alcanzar, ignorar el canto de las sirenas que le guían por ese otro sendero.

Pero... ¿acaso es tu planteamiento el correcto? ¿Estarás realmente dejando pasar una oportunidad de oro, estarás ignorando la posibilidad de ser feliz, aceptando el camino que posiblemente sea el más fácil y sencillo?

Tu cabeza, en cuanto se despista, se deja llevar por las dudas. La parte sensible con la que creciste llora en su recoveco, pidiéndote que por favor, la escuches por una vez y te permitas ser como el resto. Pero otra parte de ti, aquella que te asegura que eres diferente al resto y que sólo por eso deberías esforzarte más en defender tu rareza, te grita que no te dejes engatusar. No, sé tú mismo. Logra lo que nadie más puede hacer. ¡Brilla!

En una historia, las sirenas nunca ganarían. A no ser que el personaje esté destinado a fracasar y ése sea el destino con el que fue creado en la historia. En la vida real, ¿cuántas personas dejan de lado su propio futuro brillante, abandonan esa parte que las hace únicas, sólo para sentirse aceptado por el grupo "guay" que se hace llamar la "sociedad normal"?

La gran incógnita que te acecha es si tú, orgullosa, que creciste teniendo sueños espectaculares en mente, serás capaz de mantener tus convicciones y pasar por alto la oportunidad que parece estar brindándote la vida de obtener la vía "fácil" y comúnmente la más "feliz" sólo por perseguir un sueño cuyo porcentaje de éxito es inseguro. La evitarás dependiendo del grado de confianza en tu propia capacidad, del grado de ánimo con el que cuentas para seguir luchando y las fuerzas externas, como variable exógena de la ecuación, que te pueden ayudar a mantener tu enfoque.