Sí, harto estabas. Pero intentabas disimularlo por respeto.
Porque así es cómo deberías responder ante ellos. No querías ser mal nieto,
porque considerabas que tú eras una buena persona que no haría ningún feo a
nadie. Pero llegaste a tu límite.
Harto estabas, efectivamente, de la ignorancia, de la falta de interés en tu persona, de la falta de recuerdos con esas personas que casi podrías llegar a pensar que eran más desconocidos que tu propia familia. Y más todavía, por los feos hechos a quien tanto había dado por ti, de tu gran héroe, de tu ejemplo a seguir. Jamás perdonarías a cualquiera que se atreviese a hacerle daño a quien tanto te había cuidado, a quien sacrificaría su mismísima vida y todo su orgullo por darte aquello que te merezcas. Y por eso, juegan con tu paciencia cuando los ves vacilar con los sentimientos de aquel a quien tanto respetas. Te dan ganas de romper esas reglas de cortesía, alzar la voz y reclamar lo que él nunca se atrevió a decir en voz alta, ya sea por simple cobardía, respeto, pasotismo o a saber el qué. Pero cada vez que dicen algo en su contra, cada vez que los ves tratarlo como si no fuera más que un simple peón, sientes que te clavan un puñal y morderte la lengua es cada vez más complicado, según tu cabeza que es capaz de pensar por sí misma. Granito a granito, el reloj de arena pierde segundos y poco va quedando hasta que el hueco vacío se llene de rabia. ¿Habrá alguna forma de darle la vuelta al recipiente y dejar que el tiempo siga corriendo por mucho más?
Harto estabas, efectivamente, de la ignorancia, de la falta de interés en tu persona, de la falta de recuerdos con esas personas que casi podrías llegar a pensar que eran más desconocidos que tu propia familia. Y más todavía, por los feos hechos a quien tanto había dado por ti, de tu gran héroe, de tu ejemplo a seguir. Jamás perdonarías a cualquiera que se atreviese a hacerle daño a quien tanto te había cuidado, a quien sacrificaría su mismísima vida y todo su orgullo por darte aquello que te merezcas. Y por eso, juegan con tu paciencia cuando los ves vacilar con los sentimientos de aquel a quien tanto respetas. Te dan ganas de romper esas reglas de cortesía, alzar la voz y reclamar lo que él nunca se atrevió a decir en voz alta, ya sea por simple cobardía, respeto, pasotismo o a saber el qué. Pero cada vez que dicen algo en su contra, cada vez que los ves tratarlo como si no fuera más que un simple peón, sientes que te clavan un puñal y morderte la lengua es cada vez más complicado, según tu cabeza que es capaz de pensar por sí misma. Granito a granito, el reloj de arena pierde segundos y poco va quedando hasta que el hueco vacío se llene de rabia. ¿Habrá alguna forma de darle la vuelta al recipiente y dejar que el tiempo siga corriendo por mucho más?
Una cosa es clara en este mundo, aunque luego las personas
implicadas en esta realidad no son conscientes de que violan las leyes
principales del contrato social: hay que dar cariño a un niño para que éste se
sienta amado y corresponda al amor de sus padres. Lo mismo se aplica a
cualquier ser humano. Si no seguimos esta pauta tan sencilla, ocurrirá lo
siguiente: no habrá cercanía, será una relación fría y desconfiada. Habrá uno
que tenga la delantera, que tenga el poder sobre el otro. Si el “controlado” es
débil, vivirá bajo el mandato del fuerte, siempre agachará la cabeza en las discusiones y se rendirá sin proclamar la victoria en cualquier discusión que se le plantee. No se opondrá. Es posible que jamás exprese sus miedos, sus traumas del pasado debido a esa falta de amor, esa falta de preocupación.
Puede darse el caso de que incluso, esa relación quede tan vacía que no haya interacción entre las partes, o al menos, una de ellas puede pasar automáticamente de responder a la otra parte. Sin feedback, o retroalimentación, no hay comunicación posible. Sin mediar palabra, no hay forma de mantener contacto entre las partes. Sin mantener contacto, no hay cariño, no hay amor. No hay nada. Todo es vacío. Relaciones humanas establecidas únicamente por líneas de sangre (en caso de que los haya) pero desprovistas de significado verdadero. ¿De qué me sirve a mí tener a alguien que no pinta nada en mi vida? Estar por estar, vacía existencia.
La amistad es preciada porque quien decide ser amigo opta por luchar en esa relación, opta por entrar en el circuito de interacción. Tiene intención de dar cariño y recibirlo por la otra parte. La familia, sin embargo, uno no la elige. Nacemos donde nos dicta la suerte. El que se cree ese vínculo no está tanto en nuestras manos como en la del azar. Nos guiamos por unas reglas no escritas, de respeto, cariño y preocupación. Sin embargo, cuando algo falla y quien debe dar el primer paso (el fuerte, el patriarca) no conecta con el recién llegado... ¿qué se puede esperar de tal relación?
Nada más que vacío. Miramientos negativos y rabia acumulada... que algún día, puede que pronto, puede que tarde, explotará. Entonces, puede que la relación sea salvada o condenada al mismísimo olvido.
Puede darse el caso de que incluso, esa relación quede tan vacía que no haya interacción entre las partes, o al menos, una de ellas puede pasar automáticamente de responder a la otra parte. Sin feedback, o retroalimentación, no hay comunicación posible. Sin mediar palabra, no hay forma de mantener contacto entre las partes. Sin mantener contacto, no hay cariño, no hay amor. No hay nada. Todo es vacío. Relaciones humanas establecidas únicamente por líneas de sangre (en caso de que los haya) pero desprovistas de significado verdadero. ¿De qué me sirve a mí tener a alguien que no pinta nada en mi vida? Estar por estar, vacía existencia.
La amistad es preciada porque quien decide ser amigo opta por luchar en esa relación, opta por entrar en el circuito de interacción. Tiene intención de dar cariño y recibirlo por la otra parte. La familia, sin embargo, uno no la elige. Nacemos donde nos dicta la suerte. El que se cree ese vínculo no está tanto en nuestras manos como en la del azar. Nos guiamos por unas reglas no escritas, de respeto, cariño y preocupación. Sin embargo, cuando algo falla y quien debe dar el primer paso (el fuerte, el patriarca) no conecta con el recién llegado... ¿qué se puede esperar de tal relación?
Nada más que vacío. Miramientos negativos y rabia acumulada... que algún día, puede que pronto, puede que tarde, explotará. Entonces, puede que la relación sea salvada o condenada al mismísimo olvido.